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lunes, 20 de agosto de 2012
martes, 24 de julio de 2012
DISLEXIA
DISLEXIA
¿Qué es?
La dislexia es una deficiencia de la lectura, la escritura y el aprendizaje. Su causa
es una alteración de las zonas cerebrales que controlan el lenguaje. Afecta a
un 5% de los niños de 7 a 9 años, sobre todo varones. Se le atribuye una base
genética y no está relacionada con su inteligencia.
Sus manifestaciones
son muy variadas y dependerán de la intensidad del trastorno y de la edad
del niño, porque se pueden afectar funciones relacionadas con la memoria, el
vocabulario, las áreas motrices y el habla. Incluso en la etapa preescolar se
pueden observar las deficiencias significativas en el lenguaje, la motricidad,
la percepción y la falta de madurez en general, por lo que, sabiendo que no se
cura sólo con el paso del tiempo, se requiere un diagnóstico temprano para ayudar al niño oportunamente. Por ello,
los padres y los educadores no deben dudar en consultar al pediatra antes las
primeras sospechas de dislexia.
La dislexia es un trastorno específico del
aprendizaje, por lo que los síntomas
cambian a medida que el niño crece o
evoluciona. Desde la etapa preescolar es posible apreciar pequeños detalles
que pueden hacernos sospechar que un niño es disléxico. Entre los 6 y los 11 años
los síntomas son más evidentes o, al menos, más conocidos. A partir de los 12
años se hacen muy claras las alteraciones del aprendizaje.
Para que un niño sea disléxico no hace falta que
presente todos los síntomas que a
continuación se detallan, aunque tampoco lo es por presentar sólo alguno de
ellos:
1. Preescolares (niños de 3
a 5 años):
o
Desarrollo lento del vocabulario y retraso en el desarrollo del habla con
dificultades para articular o pronunciar las palabras.
o
Torpeza al correr y saltar.
o
Dificultad para seguir instrucciones y aprender rutinas.
o
Falta de atención y aumento de la actividad e impulsividad.
o
Dificultad para abotonar y abrochar o subir un cremallera.
o
Retraso para memorizar los números, el abecedario, los días de la semana,
los colores y las formas.
o
Falta de control y manejo del lápiz y de las tijeras.
o
Aparición de conductas problemáticas en sus habilidades sociales.
2. Escolares (niños de 6 a
11 años):
o
Invierte letras, números y palabras.
o
Confunde el orden de las letras dentro de las palabras.
o
Traspone las letras, cambia el orden e invierte números.
o
Dificultad para conectar letras y sonidos y en descifrar palabras
aprendidas.
o
Presenta dificultad en la pronunciación de palabras, invirtiendo,
sustituyendo o invirtiendo sílabas.
o
Confunde derecha e izquierda y escribe en espejo.
o
Su coordinación motora es pobre, se confunde con facilidad y es propenso a
accidentes.
o
No agarra bien el lápiz.
o
Su trastorno en la coordinación motora fina le da mala letra y pobre
caligrafía.
o
No completa una serie de instrucciones verbales.
o
Su comprensión lectora es pobre. Es lento para recordar información.
o
Tiene problemas acerca del tiempo y no logra saber hora, día, mes y año.
o
No logra escribir pensamientos, ni organizarlos; su gramática y ortografía
son deficitarias.
o
Muestra dificultad en el aprendizaje de conceptos numéricos básicos y no
puede aplicarlos en cálculos o para resolver problemas.
3. De 12 años en adelante:
o
Tiene problemas de concentración cuando lee o escribe.
o
Falla en la memoria inmediata, no recordando lo leído por su dificultad con
la comprensión de la lectura, el lenguaje escrito o las destrezas matemáticas.
o
Interpreta mal la información, por su falta de comprensión de conceptos
abstractos y porque lee mal.
o
Muestra dificultades en organizar el espacio, sus materiales de trabajo, y
sus pensamientos al escribir o al hablar.
o
No logra planificar su tiempo ni tiene estrategias para terminar a tiempo
sus tareas.
o
Trabaja con lentitud y no se adapta a ambientes nuevos.
o
No funcionan sus habilidades sociales y no logra hacer amigos ni entender
las discusiones.
o
Finalmente evita leer, escribir y las matemáticas y se bloquea
emocionalmente.
Ante la sospecha de los padres o los educadores lo más
adecuado es consultar, por ejemplo, con el pediatra. Para hacer un diagnóstico
preciso y valorar el caso particular de cada niño será necesaria la
participación de otros profesionales como un psicopedagogo, especialista que se
ocupa de los problemas del aprendizaje.
Aunque cada niño tendrá unas necesidades particulares,
los padres pueden encontrar útiles algunas estrategias de apoyo al niño con
dislexia:
Estrategias generales de apoyo
1. Busque ayuda de
profesionales cualificados para sentirse seguro y saber en qué situación se
encuentra su hijo.
2. Intente hacer de su
hogar un lugar sereno y alentador: para el niño puede resultar desalentador
sufrir dislexia.
3. Procure que su hijo se
destaque en alguna otra actividad, ya sea deporte, música, dibujo, etc.,
mostrándole que puede tener éxito en otra faceta de su vida.
4. Nunca hable de sus
dificultades o fracasos, sin incluirlo en la conversación y pedirle su parecer.
5. Elogie siempre sus
fortalezas e insista en sus habilidades particulares.
6. Recuerde que su hijo
necesita, como todos los demás, sentir amor, aceptación, protección, disciplina
y libertad para poder crecer y aprender feliz y así afrontar su dislexia.
7. Hable con su hijo sobre
su problema y escuche sus propuestas y decisiones.
Estrategias para ayudarle a aprender
1. Ayúdele con sus deberes
o busque un docente que pueda aportar esa ayuda.
2. Puede utilizar códigos
de color para marcar todos los libros y pertenencias de su hijo, a fin de que
su niño los reconozca rápidamente.
3. Favorezca las aptitudes
y enséñele a su niño a preparar y vaciar su cartera y a organizar el material.
4. Lea todos los días con
su hijo las tareas y libros de su interés, explicándole el significado de las
palabras nuevas y la comprensión del texto.
5. Utilice la tecnología
para ayudarlo: agendas electrónicas, procesadores de texto, correctores de
ortografía, diccionarios y calendarios informatizados. Hay programas muy útiles
que podrá utilizar.
6. Ya que su niño tiene
problemas con la memoria repetitiva, ayúdelo, y si le pregunta sobre temas
escolares referido a gramática, ortografía o cálculo, no dude en darle
respuesta tantas veces como sea necesario.
7. Disponga de tiempo para
escuchar a su hijo, tendrá oportunidad de saber cómo fue su día y saber sus
preocupaciones. Se trata de compartir y escucharle con simpatía.
8. Si tiene oportunidad
reúnase o establezca contacto con grupos de padres de niños con dificultades
similares.
Esta sección ha sido
elaborada por la Prof. Mª Trinidad Iglesias Musach
Psicopedagoga, Universidad del Salvador, Buenos Aires, Argentina
Psicopedagoga, Universidad del Salvador, Buenos Aires, Argentina
domingo, 1 de julio de 2012
Síndrome de Prader - Willi
SINDROME DE PRADER – WILLI
El síndrome de Prader –
Willi (SPW) es un trastorno congénito no hereditario y poco común. No está
relacionado con sexo, raza o condición de vida y su incidencia es
aproximadamente de 1 por cada 10.000 nacidos.
Es una enfermedad presente
desde el nacimiento (congénita). Las personas con esta afección son obesas,
tienen disminución del tono muscular y de la capacidad mental, al igual que
glándulas sexuales que producen pocas o ninguna hormona.
Fue descrito por los doctores
Prader, Labhart y Willi en 1956.
Este síndrome es causado por
la carencia de un gen en parte del cromosoma 15. Normalmente, cada uno de los
padres transmite una copia de este cromosoma. La mayoría de los pacientes
carecen del material genético en parte del cromosoma del padre. El resto de los
pacientes con frecuencia tiene dos copias del cromosoma 15 de la madre.
Los síntomas en el recién
nacido son: Pequeños para la edad gestacional, genitales no bien desarrollados,
problemas de succión y deglución y con frecuencia no aumentan de peso, llanto
débil, hipotonía muscular, cambios en la cara (en forma de almendra y boca
pequeña y volteada hacia abajo). También pueden tener áreas irregulares de
piel, anomalías esqueléticas y manos y pies pequeños.
De pequeños son alegres,
complacientes y cooperadores. Alrededor de los 6 u 8 años se vuelven más
rígidos, irritables y emocionalmente inseguros. Así comienzan a tener conductas
como apetito voraz, impaciencia, ira, son egocéntricos, caprichosos. También
contusiones y caídas frecuentes, rascado descontrolado, caries, somnolencia
diurna excesiva, sensibilidad a la temperatura, estrabismo. En la etapa
adolescente presentan cataplejía, desarrollo sexual incompleto, carácter
obsesivo, incapacidad de independencia personal.
Es muy importante la
estimulación temprana, ya que tienen altas capacidades de aprendizaje. Durante
su periodo escolar, serán considerados alumnos con necesidades especiales. La
escolarización dependerá de las necesidades educativas de cada niño así como de
los recursos que los centros educativos puedan ofrecer. El maestro debe conocer
las características de los alumnos con SPW para que no afecte el proceso de
enseñanza-aprendizaje y aplicar distintas estrategias como:
establecer horarios
en los que puede comer
adaptar actividades según sus necesidades
alternar
tareas de alto y bajo nivel
facilitarles un horario para que duerman una
pequeña siesta por la apnea del sueño
anticipar rutinas y acontecimientos
diarios
crear pautas de actuación para conductas disruptivas
evitar rabietas
prestar atención a ciertas conductas, observarlos.
En el desarrollo del
lenguaje es el mismo aunque a un ritmo más lento, excepto en los casos de
discapacidad cognitiva severa o profunda. La lectoescritura dependerá de la expresión/comprensión
oral alcanzada como también el grado de afectación motora.
Con la ayuda adecuada pueden lograr cursar estudios universitarios. Pueden
ser trabajadores productivos bajo las condiciones adecuadas, sin embargo no
están preparados para tener autonomía total y necesitan estar supervisados. El
pronóstico está relacionado con las características de cada persona y la
influencia del medio.
Ubicación:
Mendoza, Argentina
LA RESPIRACION
Si bien es involuntaria podemos educarla. Por respiración se
entiende generalmente la entrada de
oxígeno al cuerpo de un ser vivo y la salida de dióxido de carbono. Consta básicamente de los siguientes procesos:
§
Inhalación y exhalación: la entrada y salida de aire a nuestros
pulmones.
§
Intercambio gaseoso en los alvéolos
pulmonares.
§
Transporte de oxígeno a las células del cuerpo.
En cuanto a los tipos de
respiración encontramos: la respiración torácica y la abdominal. Esta última es considerada la “más correcta” ya que está vinculada a la percepción del
mismo cuerpo.
Lo ideal es educar la
respiración para que sea eficaz en el proceso de fonación. Esto aumenta la
elasticidad de las cuerdas vocales y su correcto funcionamiento.
Fuentes:
www.imcmusica.co m.ar / es.wikipedia. org /
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