martes, 24 de julio de 2012

DISLEXIA


DISLEXIA
¿Qué es?
La dislexia es una deficiencia de la lectura, la escritura y el aprendizaje. Su causa es una alteración de las zonas cerebrales que controlan el lenguaje. Afecta a un 5% de los niños de 7 a 9 años, sobre todo varones. Se le atribuye una base genética y no está relacionada con su inteligencia.
Sus manifestaciones son muy variadas y dependerán de la intensidad del trastorno y de la edad del niño, porque se pueden afectar funciones relacionadas con la memoria, el vocabulario, las áreas motrices y el habla. Incluso en la etapa preescolar se pueden observar las deficiencias significativas en el lenguaje, la motricidad, la percepción y la falta de madurez en general, por lo que, sabiendo que no se cura sólo con el paso del tiempo, se requiere un diagnóstico temprano para ayudar al niño oportunamente. Por ello, los padres y los educadores no deben dudar en consultar al pediatra antes las primeras sospechas de dislexia.
¿Cuáles son los síntomas?
La dislexia es un trastorno específico del aprendizaje, por lo que los síntomas cambian a medida que el niño crece o evoluciona. Desde la etapa preescolar es posible apreciar pequeños detalles que pueden hacernos sospechar que un niño es disléxico. Entre los 6 y los 11 años los síntomas son más evidentes o, al menos, más conocidos. A partir de los 12 años se hacen muy claras las alteraciones del aprendizaje.
Para que un niño sea disléxico no hace falta que presente  todos los síntomas que a continuación se detallan, aunque tampoco lo es por presentar sólo alguno de ellos:
1.     Preescolares (niños de 3 a 5 años):
o    Desarrollo lento del vocabulario y retraso en el desarrollo del habla con dificultades para articular o pronunciar las palabras.
o    Torpeza al correr y saltar.
o    Dificultad para seguir instrucciones y aprender rutinas.
o    Falta de atención y aumento de la actividad e impulsividad.
o    Dificultad para abotonar y abrochar o subir un cremallera.
o    Retraso para memorizar los números, el abecedario, los días de la semana, los colores y las formas.
o    Falta de control y manejo del lápiz y de las tijeras.
o    Aparición de conductas problemáticas en sus habilidades sociales.
2.     Escolares (niños de 6 a 11 años):
o    Invierte letras, números y palabras.
o    Confunde el orden de las letras dentro de las palabras.
o    Traspone las letras, cambia el orden e invierte números.
o    Dificultad para conectar letras y sonidos y en descifrar palabras aprendidas.
o    Presenta dificultad en la pronunciación de palabras, invirtiendo, sustituyendo o invirtiendo sílabas.
o    Confunde derecha e izquierda y escribe en espejo.
o    Su coordinación motora es pobre, se confunde con facilidad y es propenso a accidentes.
o    No agarra bien el lápiz.
o    Su trastorno en la coordinación motora fina le da mala letra y pobre caligrafía.
o    No completa una serie de instrucciones verbales.
o    Su comprensión lectora es pobre. Es lento para recordar información.
o    Tiene problemas acerca del tiempo y no logra saber hora, día, mes y año.
o    No logra escribir pensamientos, ni organizarlos; su gramática y ortografía son deficitarias.
o    Muestra dificultad en el aprendizaje de conceptos numéricos básicos y no puede aplicarlos en cálculos o para resolver problemas.
3.     De 12 años en adelante:
o    Tiene problemas de concentración cuando lee o escribe.
o    Falla en la memoria inmediata, no recordando lo leído por su dificultad con la comprensión de la lectura, el lenguaje escrito o las destrezas matemáticas.
o    Interpreta mal la información, por su falta de comprensión de conceptos abstractos y porque lee mal.
o    Muestra dificultades en organizar el espacio, sus materiales de trabajo, y sus pensamientos al escribir o al hablar.
o    No logra planificar su tiempo ni tiene estrategias para terminar a tiempo sus tareas.
o    Trabaja con lentitud y no se adapta a ambientes nuevos.
o    No funcionan sus habilidades sociales y no logra hacer amigos ni entender las discusiones.
o    Finalmente evita leer, escribir y las matemáticas y se bloquea emocionalmente.
Si un niño es disléxico, ¿cómo se le puede ayudar?
Ante la sospecha de los padres o los educadores lo más adecuado es consultar, por ejemplo, con el pediatra. Para hacer un diagnóstico preciso y valorar el caso particular de cada niño será necesaria la participación de otros profesionales como un psicopedagogo, especialista que se ocupa de los problemas del aprendizaje.
Aunque cada niño tendrá unas necesidades particulares, los padres pueden encontrar útiles algunas estrategias de apoyo al niño con dislexia:
Estrategias generales de apoyo
1.     Busque ayuda de profesionales cualificados para sentirse seguro y saber en qué situación se encuentra su hijo.
2.     Intente hacer de su hogar un lugar sereno y alentador: para el niño puede resultar desalentador sufrir dislexia.
3.     Procure que su hijo se destaque en alguna otra actividad, ya sea deporte, música, dibujo, etc., mostrándole que puede tener éxito en otra faceta de su vida.
4.     Nunca hable de sus dificultades o fracasos, sin incluirlo en la conversación y pedirle su parecer.
5.     Elogie siempre sus fortalezas e insista en sus habilidades particulares.
6.     Recuerde que su hijo necesita, como todos los demás, sentir amor, aceptación, protección, disciplina y libertad para poder crecer y aprender feliz y así afrontar su dislexia.
7.     Hable con su hijo sobre su problema y escuche sus propuestas y decisiones.
Estrategias para ayudarle a aprender
1.     Ayúdele con sus deberes o busque un docente que pueda aportar esa ayuda.
2.     Puede utilizar códigos de color para marcar todos los libros y pertenencias de su hijo, a fin de que su niño los reconozca rápidamente.
3.     Favorezca las aptitudes y enséñele a su niño a preparar y vaciar su cartera y a organizar el material.
4.     Lea todos los días con su hijo las tareas y libros de su interés, explicándole el significado de las palabras nuevas y la comprensión del texto.
5.     Utilice la tecnología para ayudarlo: agendas electrónicas, procesadores de texto, correctores de ortografía, diccionarios y calendarios informatizados. Hay programas muy útiles que podrá utilizar.
6.     Ya que su niño tiene problemas con la memoria repetitiva, ayúdelo, y si le pregunta sobre temas escolares referido a gramática, ortografía o cálculo, no dude en darle respuesta tantas veces como sea necesario.
7.     Disponga de tiempo para escuchar a su hijo, tendrá oportunidad de saber cómo fue su día y saber sus preocupaciones. Se trata de compartir y escucharle con simpatía.
8.     Si tiene oportunidad reúnase o establezca contacto con grupos de padres de niños con dificultades similares.
Esta sección ha sido elaborada por la Prof. Mª Trinidad Iglesias Musach
Psicopedagoga, Universidad del Salvador, Buenos Aires, Argentina
 

domingo, 1 de julio de 2012

Síndrome de Prader - Willi


SINDROME DE PRADER – WILLI

El síndrome de Prader – Willi (SPW) es un trastorno congénito no hereditario y poco común. No está relacionado con sexo, raza o condición de vida y su incidencia es aproximadamente de 1 por cada 10.000 nacidos.

Es una enfermedad presente desde el nacimiento (congénita). Las personas con esta afección son obesas, tienen disminución del tono muscular y de la capacidad mental, al igual que glándulas sexuales que producen pocas o ninguna hormona.
Fue descrito por los doctores Prader, Labhart y Willi en 1956.

Este síndrome es causado por la carencia de un gen en parte del cromosoma 15. Normalmente, cada uno de los padres transmite una copia de este cromosoma. La mayoría de los pacientes carecen del material genético en parte del cromosoma del padre. El resto de los pacientes con frecuencia tiene dos copias del cromosoma 15 de la madre.
Los síntomas en el recién nacido son: Pequeños para la edad gestacional, genitales no bien desarrollados, problemas de succión y deglución y con frecuencia no aumentan de peso, llanto débil, hipotonía muscular, cambios en la cara (en forma de almendra y boca pequeña y volteada hacia abajo). También pueden tener áreas irregulares de piel, anomalías esqueléticas y manos y pies pequeños.
De pequeños son alegres, complacientes y cooperadores. Alrededor de los 6 u 8 años se vuelven más rígidos, irritables y emocionalmente inseguros. Así comienzan a tener conductas como apetito voraz, impaciencia, ira, son egocéntricos, caprichosos. También contusiones y caídas frecuentes, rascado descontrolado, caries, somnolencia diurna excesiva, sensibilidad a la temperatura, estrabismo. En la etapa adolescente presentan cataplejía, desarrollo sexual incompleto, carácter obsesivo, incapacidad de independencia personal.
Es muy importante la estimulación temprana, ya que tienen altas capacidades de aprendizaje. Durante su periodo escolar, serán considerados alumnos con necesidades especiales. La escolarización dependerá de las necesidades educativas de cada niño así como de los recursos que los centros educativos puedan ofrecer. El maestro debe conocer las características de los alumnos con SPW para que no afecte el proceso de enseñanza-aprendizaje y aplicar distintas estrategias como:
 establecer horarios en los que puede comer
adaptar actividades según sus necesidades
alternar tareas de alto y bajo nivel
facilitarles un horario para que duerman una pequeña siesta por la apnea del sueño
anticipar rutinas y acontecimientos diarios
crear pautas de actuación para conductas disruptivas
evitar rabietas
prestar atención a ciertas conductas, observarlos.  
En el desarrollo del lenguaje es el mismo aunque a un ritmo más lento, excepto en los casos de discapacidad cognitiva severa o profunda. La lectoescritura dependerá de la expresión/comprensión oral alcanzada como también el grado de afectación motora.
Con la ayuda adecuada pueden lograr cursar estudios universitarios. Pueden ser trabajadores productivos bajo las condiciones adecuadas, sin embargo no están preparados para tener autonomía total y necesitan estar supervisados. El pronóstico está relacionado con las características de cada persona y la influencia del medio.  

LA RESPIRACION

Si bien es involuntaria podemos educarla. Por  respiración se entiende generalmente la entrada de oxígeno al cuerpo de un ser vivo y la salida de dióxido de carbono. Consta básicamente de los siguientes procesos:

§  Inhalación y exhalación: la entrada y salida de aire a nuestros pulmones.
§  Intercambio gaseoso en los alvéolos pulmonares.
§  Transporte de oxígeno a las células del cuerpo.
En cuanto a los tipos de respiración encontramos: la respiración torácica y la abdominal.  Esta última es considerada la “más correcta”  ya que está vinculada a la percepción del mismo cuerpo.

Lo ideal es educar la respiración para que sea eficaz en el proceso de fonación. Esto aumenta la elasticidad de las cuerdas vocales y su correcto funcionamiento.

Fuentes: www.imcmusica.co m.ar / es.wikipedia. org /